Una de las palabras que más se ha puesto de moda durante los últimos años es resiliencia, o la capacidad de una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc.
La resiliencia nos hace más fuertes y nos ayuda a avanzar aun después de situaciones dolorosas o difíciles, y también entre más resilientes somos más vulnerables podemos mostrarnos. ¿Cómo así, la vulnerabilidad no es contraria a la resiliencia? ¿acaso la vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad?
No. La resiliencia es una parte de la vulnerabilidad porque ese riesgo a sentirnos heridos o burlados es una sensación que aparece en muchos aspectos de la vida y si sabemos manejarlo nos muestra tal como somos antes los demás, y nos despoja de las máscaras del deber ser de la sociedad.
Es que cuando la evitamos, nos frustramos y deprimimos más fácilmente; tratamos de controlar todo y eso nos genera ansiedad, nos impide conectarnos con otros, desarrollar nuestra creatividad, innovar, arriesgarnos a nuevos caminos, nos volvemos seres fríos que no expresan sus sentimientos por temor al qué dirán.
La resiliencia nos hace más fuertes y nos ayuda a avanzar aun después de situaciones dolorosas o difíciles, y también entre más resilientes somos más vulnerables podemos mostrarnos. ¿Cómo así, la vulnerabilidad no es contraria a la resiliencia? ¿acaso la vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad?
No. La resiliencia es una parte de la vulnerabilidad porque ese riesgo a sentirnos heridos o burlados es una sensación que aparece en muchos aspectos de la vida y si sabemos manejarlo nos muestra tal como somos antes los demás, y nos despoja de las máscaras del deber ser de la sociedad.
Es que cuando la evitamos, nos frustramos y deprimimos más fácilmente; tratamos de controlar todo y eso nos genera ansiedad, nos impide conectarnos con otros, desarrollar nuestra creatividad, innovar, arriesgarnos a nuevos caminos, nos volvemos seres fríos que no expresan sus sentimientos por temor al qué dirán.