Nov 1 / Mafer Terán

Gestión de la incertidumbre

¿Sabemos cómo responder ante eventos inesperados y la sensación de pérdida de control? Ahora menos que nunca. Si antes muchos pensábamos que la vida se podía planear de principio a fin, la pandemia nos mostró claramente que todo puede cambiar en un segundo y que el día a día es una oportunidad que vamos viviendo minuto a minuto.

Este sentimiento contagió todos los ámbitos de la vida y las empresas se encontraron viviendo momentos de incertidumbre que antes eran impensados. Por eso, hoy es importante tener esa conciencia de que las cosas pueden cambiar y tenemos que estar preparados para ello.


En primer lugar, es importante ver la incertidumbre como una aliada y no como una enemiga. La incertidumbre nos mantiene “pilas”, nos obliga a improvisar y estar actualizados para no quedar obsoletos. Además, nos hace ver los errores e invita a innovar con el fin de mejorar ese proceso que tuvo un fallo o tomó un camino distinto.

Algunas técnicas para gestionar la incertidumbre

Manejar la incertidumbre requiere práctica y triste o felizmente, esa práctica es la que se nos presenta en la vida real; por eso es importante tener en cuenta algunas estrategias para que cuando llegue no nos tome por sorpresa:

  1. Entrenar las emociones: un momento incierto llega sin avisar y nuestra mente debe estar preparada para recibirlo; conservar la motivación debe ser la prioridad porque así nuestra mente es capaz de activar nuevas soluciones y caminos para avanzar.
  2. Distanciarse del problema: cambiar el punto de vista ayuda a desdramatizar una situación incierta; cuando miramos un problema “desde afuera” es posible ver respuestas que desde lo subjetivo quedan fuera de nuestra visión.
  3. Ver de otra manera las crisis: cuando una crisis se ve como oportunidad, la perspectiva cambia del cielo a la tierra; la innovación se pone en marcha y los resultados son inesperados.
  4. Dejarse llevar: aquí nos ponemos budistas ya que el consejo es que no podemos controlar todo y por eso, lo mejor es dejar que las cosas fluyan; cuando nos dejamos llevar, la situación transcurre y nuestras ideas y soluciones para ella, también.
  5. Ser flexible: no podemos tener un solo plan siempre, ante la incertidumbre, lo más recomendable es pensar varios “planes B” o ser lo suficientemente flexibles como para idear algunos.

La incertidumbre siempre ha estado con nosotros y hoy nos demuestra que llegó para quedarse, ante esta realidad es recomendable hacerse amigo de ella y tratar de sacarle el máximo provecho ya que puede ser fuente de grandes cambios e ideas. 
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